lunes, 14 de marzo de 2016

FILOSOFÍA HELENÍSTICA

El periodo helenístico se caracteriza por la extensión del mundo y la cultura griega debido a las conquistas de Alejandro Magno. A las escuelas que surgen en este periodo se las ha llamado, a veces, escuelas de felicidad, porque lo que buscan es precisamente conseguir la felicidad y compartirla con todos aquellos que se acerquen por sus escuelas.
Las primeras, cronológicamente hablando, son las socráticas menores como la escuela cínica

EL ESTOICISMO
De acuerdo con esta escuela o corriente filosófica, la Naturaleza entera se halla gobernada por una "razón" providente y divina (Lógos) que dirige sabiamente el "destino" de las cosas y de los hombres. Es insensato e inútil intentar cambiar el plan de esa providencia divina. Ocurre siempre lo que tiene que ocurrir, del modo exacto en que tiene que hacerlo. Por eso, nuestro deber como seres dotados de razón es aprender a "vivir de acuerdo con la naturaleza"; o, lo que es lo mismo, de acuerdo con el Lógos eterno que lo gobierna providencialmente todo. En esta conformidad de la acción con el Lógos consiste la areté o virtud moral.
Según los estoicos, es "sabio" (phrónimos) el hombre que acepta y consiente con entereza y serenidad el "destino" que el "orden" y las "leyes" de la Naturaleza le deparan. Esta aceptación tranquila del propio destino se alcanza mediante el control y el dominio de las pasiones, los impulsos y los afectos por parte de la razón individual, que está en comunicación con la razón eterna y universal que gobierna el mundo y que "participa" esencialmente de ésta
Los estoicos llamaron apátheia o apatía a esta suerte de dominio o de control racional sobre los propios impulsos, pasiones y afectos. Mediante la práctica escrupulosa y sostenida de este autocontrol o autodominio, el "sabio" llega a ese estado de imperturbabilidad espiritual. Y, según los estoicos, esta apatheia insensibilidad o impasibilidad del alma lleva a la ataraxia (serenidad; tranquilidad de ánimo) y representa la única forma de felicidad a la que resulta legítimo o moralmente aceptable aspirar.
El estoicismo sostiene que la finalidad última de toda actuación no debe ser el logro de la felicidad, sino la práctica del bien, el ejercicio de la "virtud" (que consiste, como hemos visto, en el comportamiento de acuerdo con la razón que lo gobierna todo). No debemos aspirar a ser felices, sino a ser buenos.

EL HEDONISMO EPICÚREO.
El hedonismo es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor como objetivo o razón de ser de la vida. El bien supremo es el placer.
La doctrina que predicó Epicuro de Samos ha sido modificada o confundida a través de la historia, hasta el punto que algunos lo toman como un libertino mientras que otros lo consideraron un asceta. Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer, porque para muchas personas el placer es concebido como algo que excita los sentidos. Epicuro consideró que no todas las formas de placer se refieren a lo anterior, pues lo que excita los sentidos son los placeres sexuales. Según él, existen otras formas de placer que se refieren a la ausencia de dolor o de cualquier tipo de aflicción. También afirmó que ningún placer es malo en sí, sólo que los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el error.
Tipos de deseos:
·    Deseos naturales y necesarios: las necesidades básicas físicas, como alimentarse, calmar la sed, abrigarse y el sentido de seguridad.
·      Deseos naturales e innecesarios: la conversación amena, la gratificación sexual y las artes.

Dentro de los deseos innaturales e innecesarios: la fama, el poder político, el prestigio.

Epicuro formuló algunas recomendaciones con respecto a estas categorías:
· Debemos satisfacer los deseos naturales necesarios de la forma más económica posible.
· Podemos perseguir los deseos naturales innecesarios hasta la satisfacción de nuestro corazón, no más allá.
·  No debemos arriesgar la salud, la amistad o la economía en la búsqueda de satisfacer un deseo innecesario, pues esto sólo conduce a un sufrimiento futuro.
· Hay que evitar por completo los deseos innaturales e innecesarios pues el placer o satisfacción que producen es efímero.
Los epicúreos sostenían que el placer verdadero es alcanzable tan solo por la razón. Hacían hincapié en las virtudes del dominio de sí mismo y de la prudencia.
El epicureísmo identificaba el placer con la tranquilidad y enfatizaba la reducción del deseo sobre la adquisición inmediata del placer. Epicuro argumentaba que el placer más alto consiste en una vida simple, moderada, complementada con discusiones filosóficas entre amigos. Enfatizaba que no era bueno hacer algo que a uno le haga sentir bien si después de experimentarlo denigraría las experiencias posteriores y no le permitiría sentirse bien. Así mismo afirmaba que a veces por tener placeres momentáneos intensos se sacrifica el bienestar posterior. Epicuro entendía por placer la ausencia de dolor.

CINISMO
El cinismo es una de las manifestaciones más radicales de la filosofía y también de las más incomprendidas. Los cínicos consideran que la forma de vivir es parte fundamental de la filosofía e inseparable de su manera de pensar.
El cinismo es una filosofía teórica y una práctica, pero también una forma de vida, aunque esta característica se empezó a perder enseguida, es una filosofía que pretende alcanzar la felicidad mediante la sabiduría y la ascesis. Uno de los rasgos que diferencia al cinismo de otros movimientos es precisamente la importancia que dan a la ascesis, la práctica continua del ejercicio mental y físico, como camino para conseguir un estado de ánimo apropiado para alcanzar la autosuficiencia, que les libere de los imprevistos y les endurezca para permanecer impasibles ante "adversarios existenciales" como el hambre, el frío o la pobreza, que no dependen de ellos.
El nombre de cínicos tiene dos orígenes diferentes asociados a sus fundadores. El primero viene del lugar donde Antístenes solía enseñar, que era un gimnasio llamado Cinosarges, que se puede traducir como el perro blanco o el perro veloz. El segundo origen tiene que ver con comportamiento de Antístenes y de Diógenes, que se asemejaba al de los perros, por lo cual la gente les apodaba con ese nombre (kinicós). Está comparación viene por el modo de vida que habían elegido estos personajes, por su idea radical de libertad, su desvergüenza y sus continuos ataques a las tradiciones y los modos de vida sociales.
El sabio cínico considera que para alcanzar la felicidad es necesario la libertad, la autosuficiencia y el desapego.

ANTÍSTENES
Antístenes fue el prototipo de sabio austero y solitario, con una confianza radical en el ser humano individual y una desconfianza total en las instituciones de cualquier clase.
El cambio es tan radical que se manifiesta también externamente, viste ahora un manto, un zurrón y un bastón, indumentaria que se convierte en el uniforme del cínico. Prescinde de una manera decisiva de todo lo que no puede llevar encima, con la intención de librarse de los caprichos de la fortuna y regir su propio destino. El objetivo es alcanzar la felicidad y esto se consigue si uno depende sólo de sí mismo. Lo fundamental para el cínico es la autarquía (autosuficiencia), es decir la independencia de todo condicionamiento exterior, la autosuficiencia, que puede aprenderse pero que requiere un esfuerzo. En cierta ocasión afirmó que la mayor dicha era sin duda, morir feliz.
Antístenes vivía según su propia ley. Las leyes establecidas, las convenciones sociales no eran para este sabio, que como todos los cínicos despreciaba las normas, las instituciones, las costumbres y todo lo que representa una atadura para el hombre. Predicaba una vuelta a la naturaleza como revulsivo a la domesticación social y cultural que se imponía en las ciudades.
Cuando le preguntaron qué es lo que había aprendido de la filosofía, respondió: “ser capaz de hablar conmigo mismo”.
Al preguntarle qué cosa era lo mejor para los hombres, dijo: “morir felices”.
Decía que por todo equipaje se debería llevar sólo el que en caso de naufragio, pudiera nadar con él.
Hay que prestar atención a nuestros enemigos, porque son los primeros en descubrir nuestras debilidades”.
La virtud del hombre y de la mujer son la misma”.

DIÓGENES DE SINOPE
La figura de Diógenes enseguida pasó a ser una leyenda de provocación y la imagen del sabio cínico por excelencia, de aspecto descuidado, burlón y sarcástico.
Su forma de vida perruna, su estilo agresivo, su comportamiento siempre en contra, le diferencian sin confusiones. Vivía en un tonel, buscaba a plena luz del día con un candil, nada menos que al hombre, se masturbaba en público, comía carne cruda. Si alguien es el prototipo de trasgresor, ese es Diógenes de Sinope.
Cuentan que un buen día decidió consultar al oráculo y recibió como respuesta "invalidar la moneda en curso", que como todas las respuestas de los oráculos era enigmática. Dicha respuesta tenía al menos tres sentidos: falsificar la moneda, modificar las leyes o transmutar los valores. Diógenes no quiso elegir e hizo las tres cosas, el resultado fue la expulsión y el destierro de Sinope. “Ellos me condenan a irme y yo les condeno a ellos a quedarse”, fue su irónico comentario. Optó por llevar una vida austera y adoptó la indumentaria cínica, como su maestro.
Desde sus comienzos en Atenas mostró un carácter apasionado, llegando Platón a decir de él, que era un Sócrates que había enloquecido. Pone en práctica de una manera radical las teorías de su maestro Antístenes.
La leyenda cuenta que se deshizo de todo lo que no era indispensable, incluso abandonó su escudilla cuando vio que un muchacho bebía agua en el hueco de las manos. Conoció a algunos de los filósofos y gobernantes de la época, se cuenta la anécdota de que estando un día en las afueras de Corinto, se le acercó a Alejandro Magno y ofreció concederle lo que quisiera, a lo que el filosofo respondió simplemente: “apártate a un lado que me quitas el sol”. Esta anécdota pretende reflejar claramente que el sabio no necesita nada de los poderosos, que está por encima de las riquezas materiales y de la ambición del poder.
Cuando fue puesto a la venta como esclavo, le preguntaron qué era lo que sabía hacer, contestó "mandar, mira a ver si alguien quiere comprar un amo".
Cuando le invitaron a la lujosa mansión le advirtieron de no escupir en el suelo, acto seguido le escupió al dueño, diciendo que no había encontrado otro sitio más sucio.
Iba por la calle en pleno día, con la lámpara encendida, diciendo busco un hombre.
En cierta ocasión que se masturbaba en medio del ágora, comentó: ojalá fuera tan fácil librarse del hambre, frotándose la tripa.
En un banquete, algunos para hacerle una broma le echaron huesos como si fuera un perro, el fue y les meó encima, como un perro.
Cuando le preguntaron cuál era el vino que más le gustaba, dijo: el de los demás. 
En otra ocasión le preguntaron por qué la gente daba limosna a los pobres y no a los filósofos, a lo que respondió: porque piensan que pueden llegar a ser pobres, pero nunca a ser filósofos.
Dijo que de la filosofía había sacado el estar preparado para cualquier eventualidad.
Dijo también considerarse ciudadano del mundo (cosmopolita).
Dijo que de la filosofía había sacado el estar preparado para cualquier eventualidad.
Dijo también considerarse ciudadano del mundo (cosmopolita).