TIEMPOS MODERNOS DE CHAPLIN
jueves, 20 de febrero de 2014
miércoles, 19 de febrero de 2014
LA CARTA DEL JEFE INDIO SEATTLE (Xiuhcoatl)
La carta del jefe indio Noah Sealth,
1854 (En español e inglés)
En el año 1854 el jefe indio Noah
Sealth respondió de una forma muy especial a la propuesta del presidente
Franklin Pierce para crear una reserva india y acabar con los enfrentamientos
entre indios y blancos. Suponía el despojo de las tierras indias. En el año
1855 se firmó el tratado de Point Elliot, con el que se consumaba el despojo de
las tierras a los nativos indios. Noah Sealth, con su respuesta al presidente,
creó el primer manifiesto en defensa del medio ambiente y la naturaleza que ha
perdurado en el tiempo. El jefe indio murió el 7 de junio de 1866 a la edad de 80 años.
Su memoria ha quedado en el tiempo y sus palabras continúan vigentes.
CARTA
DEL JEFE INDIO Noah Sealth, 1854
El gran jefe de Washington nos
envió un mensaje diciendo que deseaba comprar nuestra tierra. El gran jefe, también
nos envió palabras de amistad y buena voluntad. Es una señal amistosa por su
parte, pues sabemos que no necesita nuestra amistad. Pero vamos a considerar su
oferta porque sabemos que si no se la vendemos, quizá el hombre blanco venga
con sus armas y se apodere de nuestra tierra.
"¿Quién
puede comprar o vender el cielo, o el calor de la tierra? No podemos imaginar
esto si nosotros no somos dueños de la del aire ni del frescor del agua.
Cada
parte de esta tierra es sagrada para mi pueblo. Cada brillante aguja de un
abeto, cada grano de arena en las playas, cada gota de rocío en los bosques,
cada altozano y hasta el sonido de cada insecto, es sagrada a la memoria y el
pasado de mi pueblo. La savia que circula por las venas de los árboles lleva
consigo las memorias de los pieles rojas.
Los
muertos del hombre blanco olvidan su país de origen cuando emprenden sus paseos
entre las estrellas, en cambio nuestros muertos nunca pueden olvidar esta
bondadosa tierra puesto que es la madre de los pieles rojas. Somos parte de la
tierra y asimismo ella es parte de nosotros. Las flores perfumadas son nuestras
hermanas; el venado, el caballo, la gran águila; estos son nuestros hermanos.
Las escarpadas peñas, los húmedos prados, el calor del cuerpo del caballo y el
hombre, todos pertenecemos a la misma familia.
.
Por
todo ello, cuando el Gran Jefe de Washington nos envía el mensaje de que quiere
comprar nuestras tierras, nos está pidiendo demasiado. También el Gran Jefe nos
dice que nos reservara un lugar en el que podemos vivir confortablemente entre
nosotros. El se convertirá en nuestro padre, y nosotros en sus hijos. Por ello
consideraremos su oferta de comprar nuestras tierras. Ello no es fácil, ya que
esta tierra es sagrada para nosotros.
El
agua cristalina que corre por los ríos y arroyuelos no es solamente agua, sino
que también representa la sangre de nuestros antepasados. Si les vendemos
tierras, deben recordar que es sagrada, y a la vez deben enseñar a sus hijos
que es sagrada y que cada reflejo fantasmagórico en las claras aguas de los
lagos cuenta los sucesos y memorias de las vidas de nuestras gentes. El
murmullo del agua es la voz del padre de mi padre.
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Los
ríos son nuestros hermanos y sacian nuestra sed; son portadores de nuestras
canoas y alimentan a nuestros hijos. Si les vendemos nuestras tierras, ustedes
deben recordar y enseñarles a sus hijos que los ríos son nuestros hermanos y
también los suyos, y por lo tanto, deben tratarlos con la misma dulzura con que
se trata a un hermano.
.
Sabemos
que el hombre blanco no comprende nuestro modo de vida. El no sabe distinguir
entre un pedazo de tierra y otro, ya que es un extraño que llega de noche y
toma de la tierra lo que necesita. La tierra no es su hermana, sino su enemiga
y una vez conquistada sigue su camino, dejando atrás la tumba de sus padres sin
importarle. Le secuestra la tierra de sus hijos. Tampoco le importa. Tanto la
tumba de sus padres, como el patrimonio de sus hijos son olvidados. Trata a su
madre, la Tierra ,
y a su hermano, el firmamento, como objetos que se compran, se explotan y se
venden como ovejas o cuentas de colores. Su apetito devorara la tierra dejando
atrás solo un desierto. No sé, pero nuestro modo de vida es diferente al de
ustedes. La sola vista de sus ciudades apena la vista del piel roja. Pero
quizás sea porque el piel roja es un salvaje y no comprende nada.
.
No
existe un lugar tranquilo en las ciudades del hombre blanco, ni hay sitio donde
escuchar como se abren las hojas de los arbole sen primavera o como aletean los
insectos. Pero quizás también esto debe ser porque soy un salvaje que no
comprende nada. El ruido parece insultar nuestros oídos. Y, después de todo,
¿Para que sirve la vida, si el hombre no puede escuchar el grito solitario del
chotacabras ni las discusiones nocturnas de las ranas al borde de un estanque?
Soy un piel roja y nada entiendo. Nosotros preferimos el suave susurro del
viento sobre la superficie de un estanque, así como el olor de ese mismo viento
purificado por la lluvia del mediodía o perfumado con aromas de pinos. El aire
tiene un valor inestimable para el piel roja, ya que todos los seres comparten
un mismo aliento - la bestia, el árbol, el hombre, todos respiramos el mismo
aire. El hombre blanco no parece consciente del aire que respira; como un
moribundo que agoniza durante muchos días es insensible al hedor. Pero si les
vendemos nuestras tierras deben recordar que el aire no es inestimable, que el
aire comparte su espíritu con la vida que sostiene. El viento que dio a
nuestros abuelos el primer soplo de vida, también recibe sus últimos suspiros.
Y si les vendemos nuestras tierras, ustedes deben conservarlas como cosa aparte
y sagrada, como un lugar donde hasta el hombre blanco pueda saborear el viento
perfumado por las flores de las praderas. Por ello consideraremos su oferta de
comprar nuestras tierras. Si decidimos aceptarla, yo pondré una condición: El
hombre blanco debe tratar a los animales de esta tierra como a sus hermanos.
.
Soy
un salvaje y no comprendo otro modo de vida. He visto a miles de búfalos
pudriéndose en las praderas, muertos a tiros por el hombre blanco desde un tren
en marcha. Soy un salvaje y no comprendo como una maquina humeante puede
importar mas que el búfalo al que nosotros matamos solo para sobrevivir.
.
¿Que
seria del hombre sin los animales? Si todos fueran exterminados, el hombre
también moriría de una gran soledad espiritual; Porque lo que le sucede a los
animales tambien le sucedera al hombre. Todo va enlazado.
.
Deben
enseñarles a sus hijos que el suelo que pisan son las cenizas de nuestros
abuelos. Inculquen a sus hijos que la tierra esta enriquecida con las vidas de
nuestros semejantes a fin de que sepan respetarla. Enseñen a sus hijos que
nosotros hemos enseñado a los nuestros que la tierra es nuestra madre. Todo lo
que le ocurra a la tierra les ocurriría a los hijos de la tierra. Si los
hombres escupen en el suelo, se escupen a si mismos.
Esto
sabemos: La tierra no pertenece al hombre; el hombre pertenece a la tierra.
Esto sabemos. Todo va enlazado, como la sangre que une a una familia. Todo va
enlazado.
Todo
lo que le ocurra a la tierra, les ocurrirá a los hijos de la tierra. El hombre
no tejió la trama de la vida; el es solo un hilo. Lo que hace con la trama se
lo hace a si mismo. Ni siquiera el hombre blanco, cuyo Dios pasea y habla con
el de amigo a amigo, queda exento del destino común.
Después
de todo, quizás seamos hermanos. Ya veremos. Sabemos una cosa que quizás el
hombre blanco descubra un día: nuestro Dios es el mismo Dios. Ustedes pueden pensar
ahora que El les pertenece lo mismo que desean que nuestras tierras les
pertenezcan; pero no es asi. El es el Dios de los hombres y su compasión se
comparte por igual entre el piel roja y el hombre blanco. Esta tierra tiene un
valor inestimable para El y si se daña se provocaría la ira del creador.
También los blancos se extinguirán, quizás antes que las demás tribus.
Contaminan sus lechos y una noche perecerán ahogados en sus propios residuos.
Pero ustedes caminaran hacia su destrucción, rodeados de gloria, inspirados por
la fuerza de Dios que los trajo a esta tierra y que por algún designio especial
les dio dominio sobre ella y sobre el piel roja. Ese destino es un misterio
para nosotros, pues no entendemos por que se exterminan los búfalos, se doman los
caballos salvajes, se saturan los rincones secretos de los bosques con el
aliento de tantos hombres y se atiborra el paisaje de las exuberantes colinas
con cables parlantes.. ¿Dónde está el matorral? Destruido. ¿Dónde esté el
águila? Desapareció.
Termina la vida y empieza la
supervivencia".
The speech of Noah
Sealth, anglicized as Chief Seattle, was delivered in Seattle in the autumn of 1854 in response to an
address by Isaac Ingalls Stevens, Governor of Washington Territory and the
Commissioner of Indian Affairs.
Yonder sky that has wept tears
of compassion upon our fathers for centuries untold, and which to us looks
eternal, may change. Today it is fair, tomorrow it may be overcast with clouds.
My words are like the stars
that never set. What Seattle says the Great
Chief at Washington
can rely upon with as much certainty as our paleface brothers can rely upon the
return of the seasons. > The son of the White Chief says his father sends us
greetings of friendship and good will. This is kind of him, for we know he has
little need of our friendship in return because his people are many. They are
like the grass that covers the vast prairies, while by people are few; they
resemble the scattering trees of a storm-swept plain.
The Great - and I presume -
good White Chief, sends us word that he wants to buy our lands but is willing
to allow us to reserve enough to live on comfortably. This indeed appears
generous, for the Red Man no longer has rights that he need respect, and the
offer may be wise, also, for we are no longer in need of a great country. >
There was a time when our people covered the whole land as the waves of a
wind-ruffled sea covers its shell-paved floor, but that time has long since
passed away with the greatness of tribes now almost forgotten. I will not dwell
on nor mourn over our untimely decay, nor reproach my paleface brothers with
hastening it, for we, too may have been somewhat to blame.
Youth is impulsive. When our
young men grow angry at some real or imaginary wrong, and disfigure their faces
with black paint, their hearts also are disfigured and turn black, and then
they are often cruel and relentless and know no bounds, and our old men are
unable to restrain them.
Thus it has ever been. Thus it
was when the white man first began to push our fore-fathers westward. But let
us hope that the hostilities between the Red Man and his paleface brother may
never return. We would have everything to lose and nothing to gain.
It is true that revenge by
young braves is considered gain, even at the cost of their own lives, but old
men who stay at home in times of war, and mothers who have sons to lose, know
better.
Our good father at Washington
- for I presume he is now our father as well as yours, since King George has
moved his boundaries farther north - our great and good father, I say, sends us
word that if we do as he desires he will protect us.
His brave warriors will be to
us a bristling wall of strength, and his great ships of war will fill our
harbors so that our ancient enemies far to the northward - the Sinsiams, Hydas
and Tsimpsians - will no longer frighten our women and old men. Then will he be
our father and we his children.
But can that ever be? Your God
is not our God! Your God loves your people and hates mine! He folds His strong
arms lovingly around the white man and leads him as a father leads his infant
son - but He has forsaken His red children, if they are really His. Our God,
the Great Spirit, seems, also to have forsaken us. Your God makes your people
wax strong every day - soon they will fill all the land.
My people are ebbing away like
a fast-receding tide that will never flow again. The white man's God cannot
love His red children or He would protect them. We seem to be orphans who can
look nowhere for help.
How, then, can we become
brothers? How can your God become our God and renew our prosperity and awaken
in us dreams of returning greatness?
Your God seems to us to be
partial. He came to the white man. We never saw Him, never heard His voice. He
gave the white man laws, but had no word for His red children whose teeming
millions once filled this vast continent as the stars fill the firmament. >
No. We are two distinct races, and must ever remain so, with separate origins
and separate destinies. There is little in common between us. > To us the
ashes of our ancestors are sacred and their final resting place is hallowed
ground, while you wander far from the grave of your ancestors and, seemingly,
without regret.
Your religion was written on
tablets of stone by the iron finger of an angry God, lest you might forget it.
The Red Man could never comprehend nor remember it.
Our religion is the traditions
of our ancestors - the dreams of our old men, given to them in the solemn hours
of night by the Great Spirit, and the visions of our Sachems, and is written in
the hearts of our people.
Your dead cease to love you
and the land of their nativity as soon as they pass the ports of the tomb -
they wander far away beyond the stars, are soon forgotten and never return.
Our dead never forget this
beautiful world that gave them being. They still love its winding rivers, its
great mountains and its sequestered vales, and they ever yearn in tenderest
affection over the lonely-hearted living, and often return to visit, guide and
comfort them. > Day and night cannot dwell together. The Red Man has ever
fled the approach of the white man, as the changing mist on the mountain side
flees before the blazing sun.
However, your proposition
seems a just one, and I think that my people will accept it and will retire to
the reservation you offer them. Then we will dwell apart in peace, for the
words of the Great White Chief seem to be the voice of Nature speaking to my
people out of the thick darkness, that is fast gathering around them like a
dense fog floating inward from a midnight sea.
It matters little where we
pass the remnant of our days. They are not many. The Indian's night promises to
be dark. No bright star hovers beyond the horizon. Sad-voiced winds moan in the
distance. Some > grim Fate of our race is on the Red Man's trail, and
wherever he goes he will still hear the sure approaching footsteps of his fell
destroyer and prepare to stolidly meet his doom, as does the wounded doe that
hears the approaching footsteps of the hunter.
A few more moons, a few more
winters - and not one of all the mighty hosts that once filled this broad land
and that now roam in fragmentary bands through these vast solitudes or lived in
happy homes, protected by the Great Spirit, will remain to weep over the graves
of the people once as powerful and as hopeful as your own!
But why should I repine? Why
should I murmur at the fate of my people? Tribes are made up of individuals and
are no better than they. Men come and go like the waves of the sea. A tear, a
tamanamus, a dirge and they are gone from our longing eyes forever. It is the
order of Nature. Even the white man, whose God walked and talked with him as
friend to friend, is not exempt from the common destiny. We may be brothers,
after all.
We will see.
We will ponder you
proposition, and when we decide we will tell you. But should we accept it, I
here and now make this the first condition - that we will not be denied the
privilege, without molestation, of visiting at will the graves of our ancestors,
friends and children.
Every part of this country is
sacred to my people. Every hillside, every valley, every plain and grove has
been hallowed by some fond memory or some sad experience of my tribe. Even the
rocks, which seem to lie dumb as they swelter in the sun along the silent sea
shore in solemn grandeur thrill with memories of past events connected with the
lives of my people.
The very dust under your feet
responds more lovingly to our footsteps than to yours, because it is the ashes
of our ancestors, and our bare feet are conscious of the sympathetic touch, for
the soil is rich with the life of our kindred.
The noble braves, fond
mothers, glad happy-hearted maidens, and even the little children, who lived
and rejoiced here for a brief season, and whose very names are now forgotten,
still love these sombre solitudes and their deep fastnesses which, at eventide,
grow shadowy with the presence of dusky spirits.
And when the last Red Man
shall have perished from the earth and his memory among the white men shall
have become a myth, these shores will swarm with the invisible dead of my
tribe; and when your children's children shall think themselves alone in the
fields, the store, the shop, upon the highway, or in the silence of the
pathless woods, they will not be alone. In all the earth there is no place
dedicated to solitude.
At night, when the streets of
your cities and villages will be silent and you think them deserted, they will
throng with the returning hosts that once filled and still love this beautiful
land. The white man will
never be alone. Let him be just and deal kindly with my people, for the dead
are not powerless.
Fuente: http://mimosa.pntic.mec.es/jgomez53/filosofia/noahsealth.htm
SI DE RUDYARD KIPLING
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan,
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera;
si engañado, no engañas, si no buscas más odio,
que el odio que te tengan.
Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres;
si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.
Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo;
si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría
tus ganancias de siempre a la suerte de un día;
y pierdes y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.
Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,
aún después de su fuga de tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo cuando no quede nada
porque tú lo deseas y lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo, y guardas tu virtud,
si marchas junto a Reyes con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman y ni uno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto,
de sesenta segundos que te lleven al cielo...
Todo lo de esta tierra será de tu dominio,
y mucho más aún: serás Hombre, ¡hijo mío !
Rudyard Kipling
martes, 18 de febrero de 2014
EL BUSCADOR
Un día el buscador sintió que
debía ir a la ciudad de Kammir. Había
aprendido a hacer caso riguroso de estas sensaciones que venían de un lugar
desconocido de sí mismo. Así que dejó todo y partió.
Después de dos días de marcha por
los polvorientos caminos, divisó, a lo lejos, Kammir. Un poco antes de llegar
al pueblo, le llamó mucho la atención una colina a la derecha del sendero.
Estaba tapizada de un verde maravilloso y había un montón de árboles, pájaros
y flores encantadoras. La rodeaba por completo una especie de pequeña valla de
madera lustrada. Una portezuela de bronce lo invitaba a entrar. De pronto sintió
que olvidaba el pueblo y sucumbió ante la tentación de descansar por un momento
en aquel lugar. El buscador traspasó el umbral y empezó a caminar lentamente
entre las piedras blancas que estaban distribuidas como al azar, entre los
árboles. Dejó que sus ojos se
posaran como mariposas en cada detalle de aquel paraíso multicolor. Sus ojos eran los de un buscador, y quizá por
eso descubrió aquella inscripción sobre una de las piedras: “Abdul Tareg, vivió
8 años, 6 meses, 2 semanas y 3 días”.
Se sobrecogió un poco al darse
cuenta que aquella piedra no era simplemente una piedra: era una lápida. Sintió
pena al pensar que un niño de tan corta edad estaba enterrado en aquel lugar. Mirando a su alrededor, el hombre se dio
cuenta de que la piedra de al lado también tenía una inscripción. Se acercó a leerla. Decía: “Yamir Kalib, vivió
5 años, 8 meses y 3 semanas”
El buscador se sintió conmocionado. Aquel hermoso lugar era un cementerio, y cada
piedra era una tumba.
Una por una empezó a leer las lápidas. Todas tenían inscripciones similares: un
nombre y el tiempo de vida exacto del muerto.
Pero lo que lo conectó con el espanto
fue el comprobar que el que más tiempo había vivido sobrepasaba apenas los once
años... Embargado por la emoción se sentó y se puso a llorar. El cuidador del cementerio pasaba por allí y
se acercó. Estuvo viéndole llorar durante un rato en silencio y luego le preguntó
si lloraba por algún familiar.
-No, por ningún familiar -dijo el
buscador-.¿Qué pasa en ese pueblo? ¿Qué cosa tan terrible hay en esta ciudad?
¿Porqué hay tantos niños muertos enterrados en este lugar? ¿Cuál es la horrible
maldición que pesa sobre esta gente, que les ha obligado a construir un
cementerio de niños?
El anciano sonrió y dijo:
-Puede serenarse. No hay tal
maldición. Lo que pasa es que aquí
tenemos una vieja costumbre. Cuando un joven
cumple quince años, sus padres le regalan una libreta como esta que tengo aquí,
para que se la cuelgue al cuello. Es
tradición entre nosotros que, a partir de ese momento, cada vez que una persona
disfruta intensamente de algo, abre la libreta y anota en ella: “A la
izquierda, qué fue lo disfrutado. A la derecha cuanto tiempo duró ese gozo”.
Así vamos anotando en la libreta cada momento que disfrutamos...Cada momento.
Cuando alguien muere, es nuestra costumbre abrir su libreta y sumar el tiempo
de lo disfrutado para escribirlo sobre la tumba. Porque ese es para nosotros el
único y verdadero tiempo vivido.
J. Bucay. Cuentos para
pensar.
A Pinochet
DISCURSO DE CHAPLIN EN “EL
GRAN DICTADOR”
Lo
siento, pero yo no quiero ser emperador; ése no es mi oficio. No quiero
gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible: judíos y
gentiles, negros o blancos. Tenemos que ayudarnos unos a otros, los seres
humanos somos así. Queremos hacer felices a los demás, no hacerlos
desgraciados. No queremos odiar ni despreciar a nadie.
En
este mundo hay sitio para todos, la buena tierra es rica y puede alimentar a
todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso; pero lo hemos
perdido. La codicia ha envenenado las almas, ha levantado barreras de odio, nos
ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa, pero
nos hemos encarcelado a nosotros.
El
maquinismo, que crea abundancia, nos deja en la necesidad. Nuestro conocimiento
nos ha hecho cínicos; nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y
sentimos muy poco. Más que máquinas, necesitamos humanidad; más que
inteligencia, tener bondad y dulzura. Sin estas cualidades la vida será
violenta, se perderá todo.
Los
aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos; la verdadera naturaleza de
estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a
todos nosotros. Ahora mismo, mi voz llega a millones de seres en todo el mundo,
a millones de hombres desesperados, mujeres y niños víctimas de un sistema que
hace torturar a los hombres y encarcelar a gente inocente.
A
los que puedan oírme les digo: no desesperen, la desdicha que padecemos no es
más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino
del progreso humano. El odio de los hombres pasará y caerán los dictadores y el
poder que le quitaron al pueblo se le regresará al pueblo; y así, mientras el
hombre exista, la libertad no perecerá.
Soldados,
no se rindan a esos hombres que en realidad los desprecian, los esclavizan,
reglamentan sus vidas y les dicen lo que tienen que hacer, qué pensar y qué
sentir; les barren el cerebro, les ceban, les tratan como a ganado y como carne
de cañón. No se entreguen a estos individuos inhumanos, hombres máquinas, con
cerebros y corazones de máquinas; ustedes no son máquinas, no son ganado, son
hombres, llevan el amor de la humanidad en sus corazones, no el odio. Sólo los
que no aman odian, los que no aman y los inhumanos. Soldados, no luchen por la
esclavitud; sino por la libertad.
En
San Lucas se lee: “el reino de Dios está dentro del Hombre”; no de un hombre,
ni de un grupo de hombres; sino de todos los hombres. En ustedes, ustedes el
pueblo, tienen el poder; el poder de crear máquinas, el poder de crear
felicidad. Ustedes, el pueblo, tienen el poder de hacer esta vida libre y
hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura.
En
nombre de la democracia utilicemos ése poder actuando todos unidos. Luchemos
por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres trabajo y dé a la
juventud un futuro y a la vejez seguridad. Con la promesa de esas cosas las
fieras alcanzaron el poder pero mintieron, no han cumplido sus promesas, ni
nunca las cumplirán: los dictadores son libres sólo ellos, pero esclavizan al
pueblo. Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido. Todos a
luchar para libertar al mundo, para derribar barreras nacionales; para eliminar
la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón, un
mundo donde la ciencia, donde el progreso, nos conduzca a todos a la felicidad.
¡Soldados,
en nombre de la democracia debemos unirnos todos!
martes, 11 de febrero de 2014
El 30 de enero de 1948 asesinaron a Mahatma Gandhi, político y pensador indio, practicante de la "no violencia". Tras estudiar Derecho en Londres y luchó en Sudáfrica contra las leyes que discriminaban a los indúes allí, mediante la resistencia pasiva y la desovediencia civil.
Después regresó a la India y condujo a su país a la independencia después de décadas de revolución pacífica. Estas son algunas de las frases:
"Lo más atroz de las cosas malas de la gente mala es el silencio de la gente buena."
"La violencia es el miedo a los ideales de los demás."
"Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa."
"Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo."
"Ojo por ojo y el mundo acabará ciego."
"Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino."
"En la vida hay algo más importante que incrementar su velocidad."
"Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia."
"Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él."
"Vive como si fueras a morir mañana; aprende como si el mundo fuera a durar para siempre."
"Si quieres cambiar al mundo, cámbiate a ti mismo."
"Ojo por ojo y el mundo acabará ciego."
"Cuida tus pensamientos, porque se convertirán en tus palabras. Cuida tus palabras, porque se convertirán en tus actos. Cuida tus actos, porque convertirán en tus hábitos. Cuida tus hábitos, porque se convertirán en tu destino."
"En la vida hay algo más importante que incrementar su velocidad."
"Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia."
"Un error no se convierte en verdad por el hecho de que todo el mundo crea en él."
"Vive como si fueras a morir mañana; aprende como si el mundo fuera a durar para siempre."
"El primer principio de la acción no violenta consiste en no cooperar con cualquier cosa que sea humillante."
"Los responsables de nuestra sujeción no son tanto los fusiles británicos como nuestra colaboración voluntaria."
"Una revolución no violenta no es un programa para la toma del poder. Es un programa para la transformación de las relaciones, de modo tal que se desemboca en una transferencia pacífica del poder."
"Los hombres se encuentran ante una encrucijada: tienen que elegir entre la ley de la jungla y la ley de la humanidad."
"La no violencia es la fuerza más grande que la humanidad tiene a su alcance. Es más poderosa que el arma más destructiva inventada por el hombre. La destrucción no corresponde en nada a la ley de los hombres. Vivir libre es estar dispuesto a morir, si es preciso, a manos del prójimo, pero nunca a darle la muerte. Sea cual fuere el motivo, todo homicidio y todo atentado contra la persona es un crimen contra la humanidad."
"Sé que el progreso de la no violencia es aparentemente un progreso muy lento. Pero la experiencia me ha enseñado que es el camino más acertado para una meta común."
"Es injusto todo orden económico que ignore o que desprecie los valores morales. El hecho de extender la ley de la no violencia al terreno de la economía significa nada menos que considerar los valores morales en la fijación de las reglas del comercio internacional."
"Adoptar el principio de la no violencia obliga a separarse de toda forma de explotación."
"No hay ninguna valentía mayor que la de negarse hasta el fin a doblar la rodilla ante un poder terrenal, sea cual fuere su grandeza, haciéndolo sin agresividad alguna, con la fe cierta en que es el espíritu - y sólo él - lo que vive."
"...La humanidad no puede librarse de la violencia más que por medio de la no violencia. Sólo el amor es capaz de vencer al odio. Responder al odio con el odio equivale a agravar más todavía sus efectos."
"Diariamente pagamos un precio muy elevado por el error inconsciente que hemos cometido al confundir la resistencia pasiva con la no violencia."
"La no violencia es la ley de nuestra especie, por la misma razón que la violencia es la ley de los brutos. En el hombre brutal todavía no se ha despertado el espíritu: no conoce más ley que la fuerza física. La dignidad humana exige que el hombre se refiera a una ley superior que haga vibrar la fuerza del espíritu."
"No se puede ser genuinamente no violento y permanecer pasivo ante las injusticias sociales."
Declaración Universal de Derechos Humanos
El 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General
de las Naciones Unidas aprobó y proclamó la Declaración Universal
de Derechos Humanos, cuyo texto completo figura en las páginas siguientes. Tras
este acto histórico, la
Asamblea pidió a todos los Países Miembros que publicaran el
texto de la Declaración
y dispusieran que fuera "distribuido, expuesto, leído y comentado en las
escuelas y otros establecimientos de enseñanza, sin distinción fundada en la
condición política de los países o de los territorios".
Preámbulo
Considerando que la libertad, la
justicia y la paz en el mundo tienen por base el reconocimiento de la dignidad
intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la
familia humana;
Considerando que
el desconocimiento y el menosprecio de los derechos humanos han originado actos
de barbarie ultrajantes para la conciencia de la humanidad, y que se ha
proclamado, como la aspiración más elevada del hombre, el advenimiento de un
mundo en que los seres humanos, liberados del temor y de la miseria, disfruten
de la libertad de palabra y de la libertad de creencias;
Considerando
esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a
fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión
contra la tiranía y la opresión;
Considerando
también esencial promover el desarrollo de relaciones amistosas entre las
naciones;
Considerando que
los pueblos de las Naciones Unidas han reafirmado en la Carta su fe en los derechos
fundamentales del hombre, en la dignidad y el valor de la persona humana y en
la igualdad de derechos de hombres y mujeres, y se han declarado resueltos a
promover el progreso social y a elevar el nivel de vida dentro de un concepto más
amplio de la libertad;
Considerando que
los Estados Miembros se han comprometido a asegurar, en cooperación con la Organización de las
Naciones Unidas, el respeto universal y efectivo a los derechos y libertades
fundamentales del hombre, y
Considerando que
una concepción común de estos derechos y libertades es de la mayor importancia
para el pleno cumplimiento de dicho compromiso;
proclama
la presente
Declaración
Universal de Derechos Humanos como ideal común por el que todos los pueblos
y naciones deben esforzarse, a fin de que tanto los individuos como las
instituciones, inspirándose constantemente en ella, promuevan, mediante la
enseñanza y la educación, el respeto a estos derechos y libertades, y aseguren,
por medidas progresivas de carácter nacional e internacional, su reconocimiento
y aplicación universales y efectivos, tanto entre los pueblos de los Estados
Miembros como entre los de los territorios colocados bajo su jurisdicción.
Artículo 1
Todos los seres humanos nacen
libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y
conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros.
Artículo 2
1. Toda persona tiene todos los
derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de
raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra
índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición.
2. Además, no se
hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o
internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona,
tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo
administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación
de soberanía.
Artículo 3
Todo individuo tiene derecho a la
vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
Artículo 4
Nadie estará sometido a
esclavitud ni a servidumbre, la esclavitud y la trata de esclavos están
prohibidas en todas sus formas.
Artículo 5
Nadie será sometido a torturas ni
a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 6
Todo ser humano tiene derecho, en
todas partes, al reconocimiento de su personalidad jurídica.
Artículo 7
Todos son iguales ante la ley y
tienen, sin distinción, derecho a igual protección de la ley. Todos tienen
derecho a igual protección contra toda discriminación que infrinja esta
Declaración y contra toda provocación a tal discriminación.
Artículo 8
Toda persona tiene derecho a un
recurso efectivo ante los tribunales nacionales competentes, que la ampare
contra actos que violen sus derechos fundamentales reconocidos por la
constitución o por la ley.
Artículo 9
Nadie podrá ser arbitrariamente
detenido, preso ni desterrado.
Artículo 10
Toda persona tiene derecho, en
condiciones de plena igualdad, a ser oída públicamente y con justicia por un
tribunal independiente e imparcial, para la determinación de sus derechos y
obligaciones o para el examen de cualquier acusación contra ella en materia
penal.
Artículo 11
1. Toda persona acusada de delito
tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su
culpabilidad, conforme a la ley y en juicio público en el que se le hayan
asegurado todas las garantías necesarias para su defensa.
2. Nadie será
condenado por actos u omisiones que en el momento de cometerse no fueron
delictivos según el Derecho nacional o internacional. Tampoco se impondrá pena
más grave que la aplicable en el momento de la comisión del delito.
Artículo 12
Nadie será objeto de injerencias
arbitrarias en su vida privada, su familia, su domicilio o su correspondencia,
ni de ataques a su honra o a su reputación. Toda persona tiene derecho a la
protección de la ley contra tales injerencias o ataques.
Artículo 13
1. Toda persona tiene derecho a
circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado.
2. Toda persona
tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su
país.
Artículo 14
1. En caso de persecución, toda
persona tiene derecho a buscar asilo, y a disfrutar de él, en cualquier país.
2. Este derecho
no podrá ser invocado contra una acción judicial realmente originada por
delitos comunes o por actos opuestos a los propósitos y principios de las
Naciones Unidas.
Artículo 15
1. Toda persona tiene derecho a
una nacionalidad.
Artículo 16
1. Los hombres y las mujeres, a
partir de la edad núbil, tienen derecho, sin restricción alguna por motivos de
raza, nacionalidad o religión, a casarse y fundar una familia, y disfrutarán de
iguales derechos en cuanto al matrimonio, durante el matrimonio y en caso de
disolución del matrimonio.
2. Sólo mediante
libre y pleno consentimiento de los futuros esposos podrá contraerse el
matrimonio.
3. La familia es
el elemento natural y fundamental de la sociedad y tiene derecho a la
protección de la sociedad y del Estado.
Artículo 17
1. Toda persona tiene derecho a
la propiedad, individual y colectivamente.
2. Nadie será
privado arbitrariamente de su propiedad.
Artículo 18
Toda persona tiene derecho a la
libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho incluye la
libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de
manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en
público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la
observancia.
Artículo 19
Todo individuo tiene derecho a la
libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado
a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones,
y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de
expresión.
Artículo 20
1. Toda persona tiene derecho a
la libertad de reunión y de asociación pacíficas.
2. Nadie podrá
ser obligado a pertenecer a una asociación.
Artículo 21
1. Toda persona tiene derecho a
participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de
representantes libremente escogidos.
2. Toda persona
tiene el derecho de acceso, en condiciones de igualdad, a las funciones
públicas de su país.
3. La voluntad
del pueblo es la base de la autoridad del poder público; esta voluntad se
expresará mediante elecciones auténticas que habrán de celebrarse
periódicamente, por sufragio universal e igual y por voto secreto u otro
procedimiento equivalente que garantice la libertad del voto.
Artículo 22
Toda persona, como miembro de la
sociedad, tiene derecho a la seguridad social, y a obtener, mediante el
esfuerzo nacional y la cooperación internacional, habida cuenta de la
organización y los recursos de cada Estado, la satisfacción de los derechos
económicos, sociales y culturales, indispensables a su dignidad y al libre
desarrollo de su personalidad.
Artículo 23
1. Toda persona tiene derecho al
trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y
satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2. Toda persona
tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
3. Toda persona
que trabaja tiene derecho a una remuneración equitativa y satisfactoria, que le
asegure, así como a su familia, una existencia conforme a la dignidad humana y
que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de
protección social.
4. Toda persona
tiene derecho a fundar sindicatos y a sindicarse para la defensa de sus
intereses.
Artículo 24
Toda persona tiene derecho al
descanso, al disfrute del tiempo libre, a una limitación razonable de la
duración del trabajo y a vacaciones periódicas pagadas.
Artículo 25
1. Toda persona tiene derecho a
un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el
bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la
asistencia médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a
los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros
casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad.
2. La maternidad
y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. Todos los
niños, nacidos de matrimonio o fuera de matrimonio, tienen derecho a igual
protección social.
Artículo 26
1. Toda persona tiene derecho a
la educación. La educación debe ser gratuita, al menos en lo concerniente a la
instrucción elemental y fundamental. La instrucción elemental será obligatoria.
La instrucción técnica y profesional habrá de ser generalizada; el acceso a los
estudios superiores será igual para todos, en función de los méritos
respectivos.
2. La educación
tendrá por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana y el
fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales; favorecerá la comprensión, la tolerancia y la amistad entre
todas las naciones y todos los grupos étnicos o religiosos, y promoverá el
desarrollo de las actividades de las Naciones Unidas para el mantenimiento de
la paz.
3. Los padres
tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a
sus hijos.
Artículo 27
1. Toda persona tiene derecho a
tomar parte libremente en la vida cultural de la comunidad, a gozar de las
artes y a participar en el progreso científico y en los beneficios que de él
resulten.
2. Toda persona
tiene derecho a la protección de los intereses morales y materiales que le
correspondan por razón de las producciones científicas, literarias o artísticas
de que sea autora.
Artículo 28
Toda persona tiene derecho a que
se establezca un orden social e internacional en el que los derechos y
libertades proclamados en esta Declaración se hagan plenamente efectivos.
Artículo 29
1. Toda persona tiene deberes
respecto a la comunidad, puesto que sólo en ella puede desarrollar libre y
plenamente su personalidad.
2. En el
ejercicio de sus derechos y en el disfrute de sus libertades, toda persona
estará solamente sujeta a las limitaciones establecidas por la ley con el único
fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de
los demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público
y del bienestar general en una sociedad democrática.
3. Estos
derechos y libertades no podrán, en ningún caso, ser ejercidos en oposición a
los propósitos y principios de las Naciones Unidas.
Artículo 30
Nada en esta Declaración podrá
interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un
grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar
actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades
proclamados en esta Declaración.
lunes, 10 de febrero de 2014
"Yo tengo un sueño" MARTIN LUTHER KING
El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King brindó su discurso
"Yo tengo un sueño" en los escalones del monumento a Lincoln en
Washington D.C. Lea el texto completo de una oratoria histórica.
Estoy feliz de unirme a ustedes hoy en lo que quedará en la
historia como la mayor demostración por la libertad en la historia de nuestra
nación.
Hace años, un gran americano, bajo cuya sombra simbólica nos
paramos, firmó la Proclama
de Emancipación. Este importante decreto se convirtió en un gran faro de
esperanza para millones de esclavos negros que fueron cocinados en las llamas
de la injusticia. Llegó como un amanecer de alegría para terminar la larga
noche del cautiverio.
Pero 100 años después, debemos enfrentar el hecho trágico de que
el negro todavía no es libre. Cien años después, la vida del negro es todavía
minada por los grilletes de la discriminación. Cien años después, el negro vive
en una solitaria isla de pobreza en medio de un vasto océano de prosperidad
material. Cien años después el negro todavía languidece en los rincones de la
sociedad estadounidense y se encuentra a sí mismo exiliado en su propia tierra.
Y así hemos venido aquí hoy para dramatizar una condición extrema.
En un sentido llegamos a la capital de nuestra nación para cobrar un cheque.
Cuando los arquitectos de nuestra república escribieron las magníficas palabras
de la Constitución
y la Declaratoria
de la Independencia ,
firmaban una promisoria nota de la que todo estadounidense sería el heredero.
Esta nota era una promesa de que todos los hombres tendrían garantizados los
derechos inalienables de "Vida, Libertad y la búsqueda de la Felicidad ".
Es obvio hoy que Estados Unidos ha fallado en su promesa en lo que
respecta a sus ciudadanos de color. En vez de honrar su obligación sagrada,
Estados Unidos dio al negro un cheque sin valor que fue devuelto marcado
"fondos insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el banco de la
justicia está quebrado. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en los grandes
depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces hemos venido a cobrar este
cheque, un cheque que nos dará las riquezas de la libertad y la seguridad de la
justicia.
También vinimos a este punto para recordarle de Estados Unidos de
la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo del
enfriamiento o para tomar la droga tranquilizadora del gradualismo. Ahora es el
tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la segregación hacia el
iluminado camino de la justicia racial. Ahora es el tiempo de elevar nuestra
nación de las arenas movedizas de la injusticia racial hacia la sólida roca de
la hermandad. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia una realidad para
todos los hijos de Dios.
Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del momento.
Este sofocante verano del legítimo descontento del negro no terminará hasta que
venga un otoño revitalizador de libertad e igualdad. 1963 no es un fin, sino un
principio. Aquellos que piensan que el negro sólo necesita evacuar frustración
y que ahora permanecerá contento, tendrán un rudo despertar si la nación
regresa a su rutina habitual.
No habrá ni descanso ni tranquilidad en Estados Unidos hasta que
el negro tenga garantizados sus derechos de ciudadano. Los remolinos de la
revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que
emerja el esplendoroso día de la justicia.
Pero hay algo que debo decir a mi gente, que aguarda en el cálido
umbral que lleva al palacio de la justicia: en el proceso de ganar nuestro
justo lugar no deberemos ser culpables de hechos erróneos. No saciemos nuestra
sed de libertad tomando de la copa de la amargura y el odio. Siempre debemos
conducir nuestra lucha en el elevado plano de la dignidad y la disciplina. No
debemos permitir que nuestra protesta creativa degenere en la violencia física.
Una y otra vez debemos elevarnos a las majestuosas alturas de la resistencia a
la fuerza física con la fuerza del alma.
Esta nueva militancia maravillosa que ha abrazado a la comunidad
negra no debe conducir a la desconfianza de los blancos, ya que muchos de
nuestros hermanos blancos, como lo demuestra su presencia aquí hoy, se han dado
cuenta de que su destino está atado a nuestro destino. Se han dado cuenta de
que su libertad está ligada inextricablemente a nuestra libertad. No podemos
caminar solos. Y a medida que caminemos, debemos hacernos la promesa de que
marcharemos hacia el frente. No podemos volver atrás.
Existen aquellos que preguntan a quienes apoyan la lucha por
derechos civiles: "¿Cuándo quedarán satisfechos?" Nunca estaremos
satisfechos en tanto el negro sea víctima de los inimaginables horrores de la
brutalidad policial. Nunca estaremos satisfechos en tanto nuestros cuerpos,
pesados con la fatiga del viaje, no puedan acceder a alojamiento en los moteles
de las carreteras y los hoteles de las ciudades. No estaremos satisfechos en
tanto la movilidad básica del negro sea de un gueto pequeño a uno más grande.
Nunca estaremos satisfechos en tanto a nuestros hijos les sea arrancado su ser
y robada su dignidad por carteles que rezan: "Solamente para
blancos". No podemos estar satisfechos y no estaremos satisfechos en tanto
un negro de Mississippi no pueda votar y un negro en Nueva York crea que no
tiene nada por qué votar. No, no estamos satisfechos, y no estaremos satisfechos
hasta que la justicia nos caiga como una catarata y el bien como un torrente.
No olvido que muchos de ustedes están aquí tras pasar por grandes
pruebas y tribulaciones. Algunos de ustedes apenas salieron de celdas angostas.
Algunos de ustedes llegaron desde zonas donde su búsqueda de libertad los ha
dejado golpeados por las tormentas de la persecución y sacudidos por los
vientos de la brutalidad policial. Ustedes son los veteranos del sufrimiento
creativo. Continúen su trabajo con la fe de que el sufrimiento sin recompensa
asegura la redención.
Vuelvan a Mississippi, vuelvan a Alabama, regresen a Georgia, a
Louisiana, a las zonas pobres y guetos de las ciudades norteñas, con la
sabiduría de que de alguna forma esta situación puede ser y será cambiada.
No nos deleitemos en el valle de la desesperación. Les digo a
ustedes hoy, mis amigos, que pese a todas las dificultades y frustraciones del
momento, yo todavía tengo un sueño. Es un sueño arraigado profundamente en el
sueño americano
Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el
verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes:
que todos los hombres son creados iguales.
Yo tengo un sueño que un día en las coloradas colinas de Georgia
los hijos de los ex esclavos y los hijos de los ex propietarios de esclavos
serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la hermandad.
Yo tengo un sueño que un día incluso el estado de Mississippi, un
estado desierto, sofocado por el calor de la injusticia y la opresión, será
transformado en un oasis de libertad y justicia.
Yo tengo un sueño que mis cuatro hijos pequeños vivirán un día en
una nación donde no serán juzgados por el color de su piel sino por el
contenido de su carácter.
¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo un sueño que un día, allá en Alabama, con sus racistas
despiadados, con un gobernador cuyos labios gotean con las palabras de la
interposición y la anulación; un día allí mismo en Alabama pequeños niños
negros y pequeñas niñas negras serán capaces de unir sus manos con pequeños
niños blancos y niñas blancas como hermanos y hermanas.
¡Yo tengo un sueño hoy!
Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina
y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios
sinuosos serán enderezados, y que la gloria del Señor será revelada, y toda la
carne la verá al unísono.
Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al
sur. Con esta fe seremos capaces de esculpir de la montaña de la desesperación
una piedra de esperanza.
Con esta fe seremos capaces de transformar las discordancias de
nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos
capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a prisión
juntos, de luchar por nuestra libertad juntos, con la certeza de que un día
seremos libres.
Este será el día, este será el día en que todos los niños de Dios
serán capaces de cantar con un nuevo significado: "Mi país, dulce tierra
de libertad, sobre ti canto. Tierra donde mis padres murieron, tierra del
orgullo del peregrino, desde cada ladera, dejen resonar la libertad". Y si
Estados Unidos va a convertirse en una gran nación, esto debe convertirse en
realidad.
Entonces dejen resonar la libertad desde las prodigiosas cumbres
de Nueva Hampshire. Dejen resonar la libertad desde las grandes montañas de
Nueva York. Dejen resonar la libertad desde los Alleghenies de Pennsylvania!
Dejen resonar la libertad desde los picos nevados de Colorado. Dejen resonar la
libertad desde los curvados picos de California. Dejen resonar la libertad
desde las montañas de piedra de Georgia. Dejen resonar la libertad de la
montaña Lookout de Tennessee. Dejen resonar la libertad desde cada colina y
cada topera de Mississippi, desde cada ladera, dejen resonar la libertad.
Y cuando esto ocurra, cuando dejemos resonar
la libertad, cuando la dejemos resonar desde cada pueblo y cada caserío, desde
cada estado y cada ciudad, seremos capaces de apresurar la llegada de ese día
cuando todos los hijos de Dios, hombres negros y hombres blancos, judíos y
gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de unir sus manos y cantar
las palabras de un viejo espiritual negro: "¡Por fin somos libres! ¡Por
fin somos libres! Gracias a Dios todopoderoso, ¡por fin somos libres!"
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